Chelas x México 6 (2023): Desaparecidos

Nuevamente el tema regresa a la mesa: la crisis de desaparecidos en Jalisco; y en la última sesión de Chelas x México nos dedicamos a platicar al respecto. Como en otros casos, la discusión fue muy variada, y no pretendo hacer un resumen completo de todo o poner palabras en boca de los asistentes. En esta breve publicación simplemente quiero compartir tres reflexiones personales sobre el asunto derivadas de lo que platicamos.

La primera tiene que ver con la responsabilidad gubernamental. Es curioso cómo esta crisis ha pasado por diferentes «olas»: de repente hay muchos casos cercanos temporalmente entre sí, que resultan en manifestaciones, marchas, etcétera; e igual como se vuelven famosos, desaparecen en la discusión pública. En algún momento leí a un columnista refiriendo al «éxito» del gobierno jalisciense en resolver la crisis, pero la realidad es que no sabemos qué sucedió. Reitero que considero que el gobierno no es responsable directo de los desaparecidos, pero sí tiene responsabilidad de dedicar recursos para resolver eficientemente los casos de desaparición, no sólo encontrar cadáveres. En este sentido, pareciera que el supuesto «éxito» es simplemente el reflejo de una discusión pública distraída y olvidadiza, no necesariamente la justicia para las víctimas y sus familias.

Igualmente, en segundo lugar, un problema de esta responsabilidad es la falta de transparencia y claridad sobre la atención a los casos de desaparición. A pesar de que es una crisis pública que sufrimos todos, el gobierno estatal no toma acciones para resolver la zozobra ciudadana mediante información constante y veraz. No sabemos cuántos desaparecidos efectivamente fueron víctimas de un crimen, cuántos otros simplemente huyeron de su hogar, y cuántos fueron localizados de una u otra forma. De lo único que se habla es de cómo cada vez desaparecen más personas y se localizan más cuerpos; por ejemplo, en el caso de los jóvenes del Call Center cuyos cuerpos fueron encontrados en bolsas, se ha mencionado que junto con sus restos también estaban los de muchas otras personas. Y, con la experiencia que tenemos (no olvidemos la terrorífica historia del tráiler de la muerte del IJCF), probablemente nunca se sepa quiénes son, ni se permita que los familiares de las víctimas cierren sus procesos de duelo.

En tercer lugar, creo que todos estos puntos resaltan el gravísimo crimen de incompetencia e indolencia gubernamental. Recordemos nuevamente el caso del tráiler de la muerte, donde funcionarios públicos «resolvieron» la falta de espacio en la morgue subiendo cadáveres en una caja refrigerada y llevándola a dar vueltas por la ciudad. Esa desconexión de la humanidad es un claro ejemplo de la banalidad del mal que reflexionaba Hannah Arendt: no importa tratar cuerpos humanos como basura, al final es trabajo administrativo. Necesitamos autoridades competentes y humanistas, que desarrollen procesos para resolver los crímenes y administrar sus labores de forma que acompañen el dolor de los ciudadanos en situaciones trágicas como las que estamos viviendo.

Debemos exigir a la coordinación de seguridad, al Instituto Jaliscience de Ciencias Forenses y a la Fiscalía del Estado que tomen en serio su responsabilidad de resolver los casos de desaparición, de forma transparente y humanista. ¿Sirve de algo exigirle a las autoridades? Puede que se más difícil de lo que parece, y que los resultados tarden mucho en materializarse. Pero si no exigimos que las autoridades cumplan con su trabajo, seguiremos atorados en la crisis, con incertidumbre si el día de mañana seremos nosotros los que seamos encontrados en bolsas y paseados en tráilers por la ciudad.

Por J. Francisco Macías C.

Deja un comentario