Conflicto diplomático con USA: defienden el discurso, no a las personas

Hace unos días, un hecho terrible sacudió a México: en Matamoros, Tamaulipas, secuestraron a cuatro ciudadanos americanos y asesinaron a dos de ellos. Los culpables, presuntamente integrantes del crimen organizado, actuaron por una supuesta confusión: identificaron a los americanos como traficantes haitianos. Lamentablemente, la discusión ha caído en un nivel tan patético que ha llegado Incluso a la re-victimización de los asesinados y secuestrados, acusándolos de estar vinculados con delitos menores relacionados con drogas.

Este terrible incidente ha resultado en una crisis diplomática para México. La relación con Estados Unidos parece que está en su punto más bajo desde hace décadas, y el tono sigue tensándose más. Hace unos días, el representante republicano Dan Crenshaw dio la nota al insistir en la declaración de los cárteles como organizaciones terroristas, a fin de que pueda enviarse al ejército americano a combatirlos. El Senador-Corcholata Monreal se encharcó en el debate de Twitter y el Presidente de la República llamó a los políticos americanos “mequetrefes, intervencionistas y prepotentes». Muchos otros se han sumado al intercambio de insultos y posturas politiqueras, como el Senador Graham que indicó que Estados Unidos defenderá a sus ciudadanos con o sin la ayuda del gobierno de México, que ha perdido el control de su propio territorio.

El gobierno federal se ha encargado de dirigir la discusión al insulso y chauvinista debate sobre la soberanía nacional Mexicana contra el imperialismo Yanqui, y claro que es altamente tentador centrarnos en la relación con Estados Unidos . Aunque el tema geopolítico y diplomático es de alta relevancia y complejidad, me parece que para los ciudadanos mexicanos «de a pie» nuestro enfoque debe ser distinto.

Esta situación de conflicto diplomático me hizo recordar que, hace algunos años, el candidato presidencial Donald Trump amenazó con la construcción de un muro para «proteger a Estados Unidos» de la amenaza migrante mexicana. Aunque claro que es un proyecto que causa molestia e indignación, y que no es ni de cerca el ideal de una buena vecindad, creo que en términos generales los estadounidenses son libres de construir lo que quieran en su territorio y con sus recursos. Más aún: el presidente de Estados Unidos no tiene por qué proteger los intereses de México por el simple hecho de que los mexicanos no lo elegimos para el puesto que ocupa y no somos sus gobernados. Es una de esas pequeñas consecuencias que vienen en el paquete de la independencia y soberanía que tanto se pregona hoy en día.

Sin embargo, a diferencia del presidente de nuestro vecino del norte, el presidente de México sí fue electo por nosotros y sí debe preocuparse por el bien de sus gobernados. En lugar de preguntarnos qué está haciendo Estados Unidos en nuestra contra, ya sean muros o decretos de terroristas, deberíamos preguntarnos qué está haciendo el gobierno mexicano en defensa de sus ciudadanos y, por consecuencia, como está respondiendo a las «afrentas» de los extranjeros. Así como en el caso del muro de Trump, me importa un bledo si los políticos americanos tienen planes mediáticos con miras a las elecciones de noviembre; lo que sí me preocupa es ¿qué está haciendo el gobierno constitucional de los Estados Unidos Mexicanos para proteger a las personas que se encuentran en su territorio?

En efecto, no debemos equivocarnos al reflexionar sobre lo verdaderamente importante. El presidente y su órbita mediática están desviando la atención general hacia el pleito con Estados Unidos, cuando lo relevante para nosotros deben ser temas más urgentes: la necesidad de Estado de derecho en todo el país, la pérdida de vidas humanas en manos del crimen organizado sin límites, la constante sensación de inseguridad que nos roba nuestros días. Cada mañana el Presidente de la República y su equipo defienden a capa y espada su estrategia fallida de seguridad, ahora con la confrontación frente a nuestro principal socio comercial usando el burdo argumento de la soberanía nacional. Tristemente, defienden más el discurso que las vidas y el patrimonio de los mexicanos.

El Presidente ha mencionado la existencia de un narco-estado en gobiernos anteriores, y que gracias a él, ya no existe. Me pregunto en qué país estarán viviendo para no notar que hoy, más que nunca, tenemos un narco-gobierno, por acción y por omisión. Y ningún escándalo de confrontación diplomática cambiará eso.

J. Francisco Macías C.

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